viernes, 4 de septiembre de 2015

Obstáculos de la comunicación

Podemos entender que cualquier fenómeno que dificulte, obstaculice o impida la interacción entre el emisor y el receptor durante el proceso comunicativo es un problema para lograr una conducta comunicativa eficaz y satisfactoria.
Si analizamos el proceso de comunicación, podemos deducir que estos problemas pueden tener su origen básicamente en el emisor, en el canal, en el mensaje o en el receptor.

De forma artificial y sólo con el objetivo de lograr una mejor comprensión de los problemas que se presentan en la comunicación podemos clasificarlos en dos grandes apartados: errores y barreras.

Los errores son aquellos problemas que deforman el proceso comunicativo. Podemos encontrar tres grandes tipos de problemas que generan errores:
  1. Derivados del propio mensaje, su manejo y su proceso de transmisión (dobles sentidos, gazapos, juegos verbales, incorrecciones en la construcción, mensajes incompletos o distorsionados, etc.).
  2. Humanos, personales y relacionados con la interacción (incomunicación, autocensura, supersticiones, eufemismos, patologías, etc.). Dentro de éstos, representan un importante papel los llamados errores cognitivos, es decir, aquellos pensamientos automáticos -y por lo tanto difíciles de controlar si no sabemos que existen- que nos acuden cuando escuchamos y elaboramos el mensaje que nos intenta trasmitir el otro. 

Las barreras de comunicación son aquellos problemas que no dificultan o hacen errónea la comunicación, sino que la impiden no dejando que el mensaje fluya. Se refiere a aquellas circunstancias que, más allá de las simples dificultades, pueden paralizar, detener o impedir el proceso comunicativo y la relación personal que se establece.

  1. El lugar o momento elegido: Debemos analizar el contexto en el que nos encontramos.
  2. Perturbaciones o interferencias: Ruidos y muletillas (las muletillas son esas frases que repetimos sin darnos cuenta, <<eh...>>, <<sabes...>>, <<me entiendes...>>.
  3. Falta de empatía: Falta de capacidad de ponerse en el lugar de otro con el objeto de comprender mejor sus reacciones y necesidades.
  4. Inexistencia del feed-back: Sin una información de vuelta no sabremos si cumplimos nuestro objetivo
  5. Estereotipos o prejuicios: Estos provocan una predisposición a interpretar el mensaje de una determinada forma.
  6. Efecto halo: juzgar a la otra persona en función de la primera impresión.
  7. No escuchar.

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